Levanta, toca el suelo, coge aire...
Espera con prudencia,
arriesga lo que tengas, consigue lo que deseas.
Suelta aire, alza el pecho, mira el cielo...
Piensa lo que quieras,
grita lo que sea, observa las estrellas.
El grito del silencio llama a cada puerta,
a cada alma,
a cada pensador que grita desesperado a la inspiración.
La espera desespera,
y las palabras vuelan sin sentido,
sin motivo alguno que de a la vida un objetivo.
El mal del dolor desgarra cada idea,
cada gota de esperanza,
cada rayo de luz que entra en la prisionera sensación de la soledad
al encontrarse con aquello que algún día tuviste,
lo que un día te iluminaba...
Ese espejismo que te dice ahora que no es tu reflejo el que te mira,
sino el monstruo que destruyó tu vida.
Esa bella mentira como el que no se fija...
Ciego en el uso del juramento sin sentido,
ese sentido que te lleva a la perdición de un mundo que en tus pies se desmorona,
como la niña sin corona.
11/05/12
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